sábado, 26 de agosto de 2017

Enamorada de Noruega. Consejos prácticos

Cuando una amiga me dijo de apuntarme a un festival de metal y folk de voluntaria, no las tenía todas conmigo. Con el tiempo, fui madurando la idea, y me dije a mí misma: "venga va, por qué no". Y debo deciros que es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. 

Primero van los consejos prácticos, como siempre. 

Para llegar hasta el país, norwegian vuela desde diversos puntos de España a varias ciudades de este país nórdico, aunque en este caso nos interesan los vuelos a Oslo. Esta compañía es tan puntual que asusta, y, en general, su calidad es buena. Si hay algún pequeño retraso (como pasó en el vuelo de vuelta), te informan de los motivos del mismo, y eso se agradece.
En mi caso, volé desde Stansted, Londres, y tomé un vuelo de Ryanair, compañía que cubre el trayecto hasta la capital de Noruega. No me gusta demasiado volar con Ryanair, pero en este caso debo decir que era en un avión nuevecito, en el que... ¡me cabían las piernas! Aún no salgo de mi asombro. De mis rodillas al asiendo de delante había más de dos dedos de distancia.
¿Véis? ¡Me cabían las piernas!

Moverse por el país es bastante fácil. Para ir desde el aeropuerto de Oslo a Oslo S (Oslo Sentralstatjon, pero ellos lo llaman simplemente Oslo S) hay dos trenes, un express y uno regional. Coged el regional, os váis a ahorrar un montón de dinero y solo es media hora de trayecto, no hace falta correr tanto, y en realidad te ahorras quizás unos 10 minutos. Para moverse dentro de Oslo, hay autobuses y tranvías por todos lados. También hay metro, pero no lo usamos ni una sola vez, no fue necesario. Para según qué trayectos también se puede subir una a un ferry. Para largas distancias, tenéis autobuses y trenes, y para cortas distancias entre poblaciones, el servicio de autobús es bueno, con paradas señalizadas con tiempo de espera, y sale a unos 4,50 euros el trayecto (49 NOK). Los billetes se pueden pagar con efectivo y, como no, con tarjeta, porque los autobuses llevan datáfono incorporado.

En cuanto a alojamiento, ya os aviso que barato, para nuestros estándares, no hay NADA. Así, en mayúsculas. Solo encontré un par de hostales en la ciudad a través de hostelbookers, y reservamos el más económico (que aún así, no lo era), llamado Anker Hostel, muy cerca de la estación central de Oslo (Oslo S) y del centro de la ciudad. También estuve en Borre, pero íbamos a un festival y dormimos en tienda de campaña, pero usábamos parte de las instalaciones del Borre Familie Camping, donde disponían de bungalows y plazas para autocaravanas. Muy bonito y recomendable.

Si os váis a quedar días en Oslo, lo más recomendable es comprar el Oslo Pass, una muy buena opción si os váis a mover por la ciudad y queréis visitar museos, sale muy a cuenta porque cada entrada de museo cuesta unos 10 euros al cambio y a la que visitas dos o tres casi que ya lo tienes amortizado, junto con los billetes de tranvía/autobús/metro, que cada billete sencillo sale a unos 3 euros aproximadamente. También hay billetes de día de transporte, si queréis valorar esa opción, por 90 NOK los adultos y 45 los niños. También hay tickets semanales, mensuales... vamos, que hay diferentes opciones según lo que queráis hacer.

También hay que decir que para visitar el país hay que cambiar moneda. En Noruega circula la corona noruega (NOK). A día de hoy, 1 euro son 9,13 coronas aproximadamente. 

Norsk Folkemuseum
Como he comentado, Noruega es un país caro. Pero que muy caro. Tienen un nivel de vida muy alto comparado con España, y se nota. Prácticamente todo, hasta un chicle, se puede pagar con tarjeta, incluso cuando entregas efectivo a veces se extrañan porque muy poca gente lleva encima. Eso si, se usa muy poco el contact less (hay datáfonos que no disponen de esta opción, directamente), se introduce la tarjeta y ponen el pin. Para que os hagáis una idea, una cerveza en un bar os puede costar unos 5 euros al cambio, un refresco unos 3, bocatas prefabricados entre 4 y 6 euros, ensaladas de supermercado unos 4 euros.... y si coméis fuera, el presupuesto se dispara bastante, aunque siempre hay opciones algo más económicas como los durums o las pizzerias. Hay que tener cuidado cuando queráis comer porque, aunque hay hamburgueserías tipo Burger King que abren hasta tarde, la mayoría de cocinas a las 10 de la noche están cerradas, que para ser país europeo es bastante tarde. Hay locales de copas y bares que hasta las 3 de la madrugada están abiertos, incluso entre semana, así que se puede hacer un poquito de vida nocturna. En Borre, el supermercado Kiwi, localizado al lado de una gasolinera, cierra a las 11 de la noche, pero sólo se permite vender alcohol hasta las 9 de la noche. 

La verdad es que tanto Borre como Oslo son lugares tranquilos en los que pasar unos días, la gente no corre por la calle, el nivel de hermosura de la gente es altísimo (no os lo podéis llegar a imaginar), son guapísimos hasta empalagar y educados y serviciales, aunque si se chocan contigo no piden disculpas, haberte apartado. 

A título personal os digo que cada vez estoy más convencida de que esto de la frialdad de la gente del norte es una patraña inmensa, porque cuanto más al norte voy, mejor me cae la gente y más educados son, lo cual es absolutamente maravilloso. La gente que vivimos al sur de Europa somos nos tocamos muchos, ellos son más reacios al contacto físico, pero ya está. Si eso es ser frío, pues bienvenido sea. A parte de que reconocen el trabajo de los demás, no hay el estruendo que hay por aquí.. hay muchos puntos positivos que compensan esa digamos, falta de amigabilidad.

En estos momentos, estoy trabajando ya en una entrada sobre el Midgarsblot Metal Festival, un pequeño festival que tiene lugar en Borre (por eso fuimos hasta allí) y entrada específica sobre Oslo y sus cositas.

martes, 4 de abril de 2017

Madrid y más de sus bares

Cuando hice la primera entrada de los bares madrileños, algunos de los amigos que tengo por allí me dijeron que me faltaban lugares por visitar y se ofrecieron a enseñármelos. Pues bien, aquí traigo una nueva entrega de lo que viene siendo la ruta gastronómica de las tapas de la capital. En este caso, no todas las tapas que se muestran son gratis, pero siempre son a un precio más que razonable y con una pinta tremenda, ya lo veréis.

Mini hamburguesa
Parrillada de verduras
 - Iniciamos nuestra andadura en Condominium, que está en la calle Conde Duque, 5, entre Malasaña y Plaza España. Las tapas que ponen son espectaculares. Por ahora, probé la ensaladilla trufada, la carne mechada, la parrillada de verduras (que cariñosamente llamamos Perrillada), las hamburguesas, las patatas bravas peruchas... ¡y todo está de escándalo! Se nota que César hace las tapas con cariño y pone atención en cada plato. Tenéis muchos tipos de cerveza para escoger, tanto nacionales como internacionales, carta de vinos, tinto de verano, refrescos.... lo que os apetezca. 

En las fotografías, tenéis varias de las especialidades de la casa, pero en total, probé las hamburguesas, que son pecado mortal, la carne mechada me encantó, las costillas deshuesadas, que descansan sobre un puré de patatas muy sabroso, os váis a chupar los dedos con ellas seguro. La parrillada de verduras con salsa teriyaki me enamoró, las patatas bravas peruchas pican como un demonio pero están de vicio y por último, pero no por ello menos importante, la ensaladilla rusa trufada, a la que le tengo mucho cariño porque es la primera tapa que me sirvieron. Podéis pedir estas y muchas otras cosas en formato tapa o bien en ración. 


Olla gitana
 - No hay nada como visitar lugares en los que se ha escrito la historia, y uno de ellos es la Taberna Antonio Sánchez, o también llamada la Taberna de los 300 años. Se encuentra en el barrio de Lavapiés, en la calle del Mesón de Paredes, 13. Este local conserva su decoración original en el que te encuentras una cabeza de toro al entrar (por si alguno es aprensivo a este tipo de cosas, que en Madrid son muy típicas) y los azulejos de la época. Si nos adentramos, encontramos todo tipo de pinturas y fotografías que representan aquellos años en los que, por ejemplo, Valle-Inclán frecuentaba esta taberna. Debo decir que, de las tapas que pedimos, la que más me sorprendió fue la olla gitana, que es un cocido de garbanzos con verduras, aunque no se identificar cual, pimentón, chorizo y morcilla, entre otras cosas me supongo. No le tengo especial afición a los cocidos ni a los garbanzos, pero debo decir que estaba espectacular. También probamos un delicioso flamenquín y nos obsequiaron con una tapa de patatas con almejas realmente ricas. Intentamos volver a ir el domingo por la tarde, pero estaba cerrada. Visita muy recomendada.


- La siguiente visita fue a Los Caracoles, en La Latina, concretamente en la Plaza Cascorro, 18. Es el lugar perfecto para aquellos a los que les gusten estos pequeños animalillos, aunque la verdad es que me dan mucha grima y nunca he probado ninguno. Pero no fuimos por eso... sino por el chorizo con el que cuecen los caracoles. Cuecen todo junto en una olla de tamaño familiar que está a la vista de cualquiera, y lo que hacen es sacar el chorizo y te lo sirven como tapa también. Creedme cuando os digo que es el mejor chorizo que he probado en mi vida, francamente impresionante, no me lo esperaba para nada. Pedimos media ración para tres personas y casi no damos a basto. 

- Para rematar el sábado, acabamos en El Mercado de la Cebada, al lado del metro de La Latina, en la Plaza de la Cebada, s/n. Es un mercado de lo más habitual, se puede acceder por una puerta lateral que hay casi pegada al metro y bajando unas escaleras que llevan hasta las paradas. Al parecer, todo el
Ceviche
género que no se saca durante la semana, se aprovecha el fin de semana para hacer tapas que acompañan las bebidas o bien venderlas como raciones, es decir, que todo lo que te sirven durante el fin de semana es fresco, fresquísimo. Nos tomamos un vino en Maracuyá y nos pusieron 
de tapa unas olivas riquísimas, eso sí, las tuvimos que pedir. La señora que 
lleva la parada llamada Cuesta, que conoce a uno de mis amigos, nos obsequió con un guacamole riquísimo y nos hizo una parrillada de verduras espectacular. De ahí nos fuimos a Pescados Eduardo, donde nos pedimos un ceviche (no soy amante del pescado, pero mis amigos dijeron que estaba riquísimo) y nos obsequió con lo que llamó un arroz pirata, que llevaba carne y pescado, buenísimo. Estando allí, tomamos también unos tequeños de El rincón del venezolano que estaban de vicio. Vamos, que del mercado salimos casi casi rodando.

- Pero la ruya no acaba ahí, porque el domingo visitamos un lugar que tenía
curiosidad por conocer: el el Cortezo Yatai Market, en la calle del Dr. Cortezo, 10. Por lo que había leído, era una reproducción de una calle de una ciudad asiática con puestos de comida de diversos tipos, y la realidad es esa aproximadamente, lo que el espacio interior es bastante pequeño y no hay demasiado sitio para sentarse y comer. Por lo que pude ver, dispone de una terraza bastante potente que para el verano va a ser ideal. Fuimos a una hora un tanto intempestiva, así que encontramos que muchos de los puestos se estaban preparando para la cena, pero aún así pude probar una de las especialidades de uno de los puestos, llamado Asia Cañí, que consistía en una hoja de cogollo rellena de arroz, salmón y salsa por 1,50€. Estaba riquísimo! Tengo pendiente volver a probar alguna más de las especialidades.


- Dando una vuelta fuimos a parar a un bar llamado El Rincón Guay, en la calle
Tosta vegetal a la plancha
Embajadores, 62 en el que la especialidad de la casa son las tostas. Pedimos unas bravas y una tosta. Las bravas... patatas congeladas de toda la vida con ketchup y allioli de bote (al menos no era mayonesa), sin más, y parecía que habían sido fritas ya más de una vez, que se nota. Y la tosta... pues correcta, sin más, lo que un poco caro en general para lo que te dan de comer. 4,50 euros por una tosta vegetal a la plancha que en su mayoría era huevo, cuando se supone que era de verduras... Eso sí, el servicio rápido y amable.


Por ahora este es mi conocimiento de los bares de la ciudad, prometo seguir con las visitas y ampliando conocimientos gracias a los amigos que tengo allí para poder seguir escribiendo al respecto. 

martes, 21 de febrero de 2017

London Calling. Second Call

Después de los aspectos prácticos, vienen los consejos de visitas, curiosidades, tiendas... Lo que se puede disfrutar mientras estáis en Londres. 

Hay cosas que se deben ver cuando se visita la ciudad, como el Big Ben, The Houses of Parliament, Saint James' Park, Buckingham Palace, Hyde Park, el Ayuntamiento (en Barcelona tenemos el edificio Agbar... que tiene cierto parecido), London Tower, London Bridge, Trafalgar Square, Piccadilly Circus, la catedral de Saint Paul... Cosas sobre las que podéis encontrar un montón de información en un montón de páginas y blogs sobre viajes. Pero este no es un blog más, o al menos no pretende serlo, sino que quiero mostraros algo más, recomendar sitios que otros no recomiendan, por miedo, vergüenza, o porque piensan que no a todo el mundo le va a interesar. Desde aquí, solo quiero que vosotros mismos valoréis si mis recomendaciones merecen la pena y que después, volváis y me dejéis vuestras impresiones para que otros lectores tomen sus decisiones.

Forbidden Planet
Empezamos una tienda que me dejó la boca abierta: Forbidden Planet. Tiene dos plantas dedicadas a las frikeces más estupendas y maravillosas. Venden, comics, libros, juegos y merchandising de todo tipo, aunque la palma en estos momentos se la llevan Star Wars y Doctor Who.

Covent Garden
 Está muy cerca de Covent Garden, así que podéis aprovechar para hacer una visita a este emplazamiento tan estupendo. Y una de las tiendas merece especial atención: la Moomin Shop. Es fabulosa. Solo subiendo las escaleras ya te introduces en el mundo de estos pequeños y adorables seres finlandeses. Para comer por allí, una recomendación: The Meat Market. Está en la parte de detrás de Covent Garden, es un restaurante americano en el que se pueden comer hamburguesas y patatas de una calidad tremenda y, aunque es algo caro, vale la pena. Pedí un Trash Plate (lo que literalmente es un plato de basura), que consiste en una bandeja de aluminio con una montaña inmensa de patatas fritas con queso, bacon, cebolla caramelizada y nata, con un par de hamburguesas de ternera encima de todo y cebolla frita coronando el plato. No pude acabarlo, pero no hay problema: lo que no te terminas, te lo envuelven para llevar. Como opción, también tenéis el restaurante japonés Dozo, en Old Compton Street. Íbamos callejeando buscando un sitio para comer, y de repente
Chicken Teriyaki Bento
vimos este fantástico restaurante en el que servian un menú por un precio bastante económico para tratarse de Londres. Comimos muy bien por un precio más que aceptable en un restaurante precioso con un servicio muy amable. Solo un apunte por si veis un enchufe y queréis usarlo para recargar el teléfono como hicimos nosotras: El personal nos advirtió que no podíamos dejarlo ya que hay una incidencia con la instalación eléctrica que están pendientes de solventar, pero que, para evitar incidencias, si necesitábamos recargarlo, nos lo guardaban en el interior del restaurante.



Algo que muchas personas van a hacer a Londres es... comprar. Como no. Se puede encontrar de todo, para todos, y tiene una cantidad ingente de mercadillos. Los más conocidos son Candem y Portobello, pero a parte de estos dos, os voy a hablar de alguno más. Es importante regatear en estos mercadillos, se puede y es más, se debe hacer. 


Candem
Candem ha sido un punto clave de la ciudad, muy underground y con esas fachadas con cosas sobresaliendo anunciando la marca, algo que no se ve en ningún lugar más del mundo, es único. Al llegar, a la derecha, tenéis una zona que son como pequeñas paradas de mercadillo en las que venden mayoritariamente camisetas y sudaderas muy originales. Al salir de nuevo a la calle principal y siguiendo el reguero de gente, se llega a las caballerizas, que han sido reformadas y ahora contienen la mayoría de las tiendas y una amplia zona de restauración, aunque no esperéis encontrar mucho sitio para sentaros. De todaslas tiendas que hay en esta zona, la que más destaca (y con razón) es la Cyberdog. A lado y lado de la puerta encontramos dos androides de tamaño cósmico que te dan la bienvenida, y al entrar, encontramos una colección de robots maravillosa. En esta primera planta se pueden hacer fotos, en las dos más que tiene la tienda, no. La tienda en total consta de 3 plantas, la ropa se encuentra en la segunda planta hacia abajo, y en la tercera hay un sex shop con todo tipo de artilugios, algunos de ellos muy divertidos y otros que rozan lo aberrante. De todo para todos los gustos.  Solo una recomendación: no entréis en esta tienda si no toleráis la música techno/rave a todo trapo ni los neones, porque os puede dar un síncope.


A parte del mercado, Candem también es una buena zona para salir de fiesta. Las salas The Underworld y Electric Ballroom son dos de los clubs más conocidos de la zona, en las que se combinan conciertos con sesiones de todo tipo de público.

Un aviso: si váis en domingo informáos, porque cierran la entrada de metro más cercana a mediodía y os tendréis que desplazar a otra entrada que hay a unos 10 minutos andando. En sábado, habilitan un lado para que la gente salga del emtro y la parte posterior (enfrente de The Underworld) para que se pueda entrar.


En cuanto a Portobello Market, es curioso ir porque te venden cualquier cosa. Son mayormente paradas a lado y lado de la calle donde se encuentra todo tipo de cacharrería y objetos antiguos. El barrio en el que se ubica, Notting Hill, a parte de ser conocido por la película del mismo nombre, protagonizada por Hugh Grant y Julia Roberts, es muy chulo y agradable. Pero mi parte favorita de todas es, cuando llegas al final de todo de la calle, lo que te encuentras es con el mercado diario del barrio, la esencia del Londres callejero. Puedes comprar frutas, verduras, el pan del día,... cualquier día de la semana. Se recomienda ir el fin de semana para encontrar el mercadillo al que, cariñosamente, llamo de cacharros.

Graffitis en Shoreditch. Everywhere!
A parte de estos dos mercadillos, hay otros que también son geniales, como por ejemplo la zona de Shoreditch, que es uno de mis lugares favoritos de la ciudad. Se ubica bastante cerca de Whitechapel, conocido por ser el barrio donde Jack el Destripador cometió sus sangrientos crímenes. Incluso hay rutas diseñadas para aquellos que quieran saber lo que ocurrió y cómo (http://www.thejacktherippertour.com/ o https://www.jack-the-ripper-tour.com/ son un par de empresas que se dedican a informar sobre este asesino en serie y sus fechorías). Pero vamos a lo que nos ocupa: el mercado. El principio del mercado consta de unas paradas de ropa bastante pija, después hay un escenario en el que suele haber grupos tocando en directo, normalmente el fin de semana. Si se sigue la misma calle hacia abajo, se entra en una zona donde los enseres que se pueden adquirir son de bastante dudosa procedencia, por decirlo suavemente, o simplemente es gente que vende sus cachibaches. Si se sigue recto, al final de Commercial Street, se llega a Quaker Street o a lo que se conoce como Brick Lane Market. Os recomiendo que en esa bocacalle, giréis a la derecha y sigáis el recorrido, hay músicos callejeros, puestos de música, ropa, también un par de mercadillos cubiertos sobretodo de cosas hechas a mano... y, a medio camino, se encuentra, al lado izquierdo, una suculenta y fantástica zona de comidas asíaticas que está a cubierto, lo distinguireis por el olor a especias mientras váis caminando, inunda toda la calle. Siguiendo recto, a la derecha, hay otra zona de comidas también, esta más internacional. Y al final de todo daréis con una avenida que, si la cruzáis, entráis directamente a Old Spitafields, un mercado precioso donde establecimientos para comer y beber y muchas paradas para cotillear. Hay una de libros a precios de risa, 2-3 libras, de todo tipo. Se puede comer también, pero es más caro ya que los puestos que hay son más pijos. Mejor comer por Brick Lane, tiene una variedad importante de street food muy rica.  

Cereal Killer Café
Si queréis un desayuno o una merienda original y estáis por Shoreditch, en Brick Lane se encuentra el Cereal Killer Café, un lugar donde lo que te sirven son boles de cereales con su bote de leche, ya sea de vaca, de avena, de soja... tienen para todos los gustos. Hay una carta extensísima, en mi caso estaba tan alucinada solo de ver todas las cajas que tenían expuestas en la pared que al ver la carta me saturé y pedí consejo a la persona que me atendía, y acertó de pleno. Bajamos al piso de abajo, y cual fue mi sorpresa al ver que ¡¡te podías sentar en una cama a comerte los cereales!! También hay uno en la zona de Candem, lo podéis consultar en la web.

Beigel
Si antes o después os apetece comer algo contundente, por los alrededores hacen unos bocadillos impresionantes de carne llamados Beigels. Son una pasada. En mi caso, nos tomamos los cereales, fuimos a un bar llamado Verge a tomar algo y después nos zampamos un beigel en Beigel Bake, que está al lado. Lo sirven normalmente con pepinillos y una mostaza riquísima que pica como un demonio. No pregunté si disponían de opciones vegetarianas/veganas, pero sirven todo tipo de bocadillos así que posiblemente tengan opciones para todos los gustos.

De momento, para no agobiaros con tanta información, lo vamos a dejar aquí. Más adelante ya os hablaré de más lugares para visitar en la ciudad, y cosas que hacer, pero por ahora, creo que con todo esto tenéis suficiente, al menos, para unos días. Os hago un pequeño apunte de museos: British Museum, por supuesto, si os gusta la pintura, la National Gallery aunque la encontré algo decepcionante y la Portrait Gallery me pareció mucho más interesante. Para los que os gustan otras cosas a parte del arte, tenéis el Museo de Historia Natural (en el que haré mención en la próxima entrada) y en museo de las Ciencias. La casa de Sherlock Holmes (al lado está la tienda de los Beatles, si sois fans de la banda) y la London Tower las tengo pendientes, pero no tardarán en caer...

En cuanto a la fauna, la particularidad que tiene esta gran ciudad es que las ardillas campan a sus anchas por los diversos parques de la ciudad (Saint James Park, Hyde Park, ...) y también en lugares en los que la gente se sienta a comer a la espera de que les caiga algo. Algunas son muy sociables y hasta se dejan tocar, aunque no es la regla general.

¡Que disfrutéis Londres!